Li-Fi significa comunicación a través de impulsos de luz visible mediante los que se transfiere información, es decir, transmitir información a través de la luz.
Puede ofrecer velocidades de 500
mbps (megabits por segundo), es decir, casi 10 veces más rápido que la fibra
óptica empleada por el Wi-Fi.
Es más barato que el Wi-Fi, se
dice que hasta 10 veces más barato.
Cualquier bombilla o farola puede
convertirse en un hotspot o router luminoso de forma barata y sencilla,
poniéndole un simple emisor Li-Fi.
La luz, al no atravesar paredes,
es mucho más segura que el Wi-Fi. Se puede utilizar en sitios muy preocupados
por la seguridad como en los bancos.
No requiere las cotizadas
frecuencias radioeléctricas que requiere el Wi-Fi. La comunicación por
radiofrecuencia requiere circuitos de radio, antenas y receptores complejos,
mientras que Li-Fi es mucho más simple y utiliza métodos de modulación directas
similares a las utilizadas en los dispositivos de comunicaciones de infrarrojos
de bajo costo, tales como los mandos a distancia.
Ausencia de cables.
La luz eléctrica no molesta ni
interfiere en la comunicación, no provoca interferencias con otros sistemas.
No satura las bandas de
frecuencia empleadas para la transmisión de información vía Wi-Fi.
Una estudiante de la
Universidad de Tecnología de Eindhoven (Países Bajos) habría dado con la
solución. Para evitar ambos inconvenientes, Joanne Oh ha cogido el LiFi pero lo
ha transformado en otra tecnología. En vez de usar bombillas LED para
transmitir la información, usa luz infrarroja y antenas pasivas que no
requerirían movimiento.
Esto elimina de un
plumazo las desventajas del LiFi con bombillas LED. Y es más, lo destroza en
términos de velocidad. Los primeros test de esta tecnología habrían conseguido
una velocidad de descarga de 42.8 gbps a 2 metros y medio de distancia. Es
decir, sería 100 veces más rápido que los routers WiFi que solemos tener por
casa. Aunque también sigue teniendo problemas, como que no puede atravesar
paredes.